miércoles, 23 de octubre de 2013

"Del dicho al hecho... Un estudio cuantitativo sobre los cambios y las continuidades de las masculinidades hegemónicas en Quito"

Una investigación que cuestiona la mirada generalizada sobre el género como equivalente a mujer, que evidencia la rigidez de las masculinidades hegemónicas como ideal masculino y la importancia de las expectativas femeninas frente a los hombres para posibilitar cambios o continuidades.







Esta tesis tuvo como objetivo analizar los cambios y continuidades en los discursos y prácticas cotidianas la masculinidad, en dos generaciones de hombres de la ciudad de Quito. Partí del supuesto de que la masculinidad es una construcción sociocultural determinada por las relaciones de poder y las situaciones estructurales e históricas en las que viven hombres y mujeres, que ha entrado en un proceso de transición, generado durante las últimas décadas por el creciente ingreso de las mujeres a la esfera “pública” y también, debido a que algunos hombres han empezado a reivindicar su participación en espacios considerados privados, como la vida doméstica y la crianza. Para esto se tuvo presente la relación entre las variables de género y edad, y la vigencia e influencia de un imaginario específico sobre un tipo de masculinidad hegemónica como única, válida, y normal. 

El audio que presento a continuación, da cuenta de una parte de esta tesis y responde al análisis cuantitativo de los datos arrojados por una encuesta realizada a 400 personas en la ciudad de Quito, en la cual se indagó por las ideologías tradicionales de género en relación a la masculinidad y, por cuáles son los principales cambios y resistencias de ese modelo de masculinidad en dos grupos generacionales distintos. Desde un enfoque teórico sobre las masculinidades, se analizó cuáles son las ideologías de género sobre las que se levantan los actuales discursos sobre masculinidad y los cambios concretos de estas ideologías en dos generaciones de hombres y mujeres. Concluyo con algunas de los hallazgos preliminares frente a cómo todas estas ideologías –la represión de emociones, el uso de la fuerza, la hipersexualidad, la homofobia, la proveeduría económica y la exclusión de los hombres de las actividades del cuidado- están estrechamente relacionadas y son profundamente estructurantes de la identidad masculina, se refuerzan mutuamente y producen rígidas ideas en las representaciones que hacen las mujeres de los hombres y de los hombres sobre sí mismos y sobre otros hombres.
Algunos de los hallazgos más significativos de esta investigación en su fase cuantitativa, trata sobre la construcción relacional del género y cómo para romper el estereotipo masculino, también son relevantes la mirada y las expectativas femeninas en relación al tipo ideal de hombre que se ha construido y que de alguna manera reafirma el machismo. Cuando enfatizo en este punto, en cómo las mujeres construyen un ideal de masculinidad -y en este caso ese ideal se mantiene ligado al machismo-, y producen expectativas ambivalentes frente a los posibles cambios de los hombres hacia masculinidades menos enraizadas en el poder, la autoridad y la violencia, no se trata de negar fenómenos estructurales como la violencia de género o culpar a las mujeres de ésta, se trata en cambio, de superar la masificada idea de que el género es igual a mujer y en esa medida ampliar el horizonte de análisis y de trabajo, sacando a la mujer del lugar de mera víctima pasiva y poder vislumbrar un sujeto masculino ampliamente, dentro de una historia, desnaturalizando su condición de “malo”, y en esa medida dar respuestas más integrales para el análisis académico del género y la intervención con hombres y mujeres.



También es importante resaltar que la masculinidad no es una sola, monolítica y atemporal. Es una construcción móvil y por lo tanto, es importante decir que no todos los hombres que reprimen sus emociones son necesariamente violentos, no todos los que creen que deben tener más sexo, odian a los homosexuales, no todos los hombres que han sufrido violencia en sus hogares la reproducen en su vida adulta; en todo caso sí los predispone a presentar algunas de estas conductas. La vigencia de la masculinidad hegemónica, se evidencia más como un ideal, como un mandato social y cultural, como un arquetipo que no es humanamente realizable y por eso mismo genera tantas tensiones, conflictos y riesgos para los hombres y las mujeres socializados en ella.



Atenta a la retroalimentación, las críticas argumentadas, constructivas y respetuosas, les comparto parte del resultado de la investigación que he realizado durante el último año y medio como estudiante de maestría en FLACSO- Ecuador.

http://flacsoradio.ec/index.php/programas/academicos/flacso-eventos/657-del-dicho-al-hecho.html

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